La culpa fue de Rodrigo
Dicen los expertos catadores de puros que en el humo, esa efímera suspensión que a veces son nuestros pensamientos, donde reside la clave del placer de su degustación
Vendrán
luego los minutos para observar las volutas que se elevan pesadas y la
reflexión culpable de lo que, para algunos, es un hábito insensato que puede
llevar a una muerte penosa, arrastrando al fumador hacia enfermedades
demoledoras como el cáncer y el enfisema pulmonar; o a accidentes
cardiovasculares tipo infarto y derrame cerebral, que devastan cruelmente la
vida del más pintado (o la más pintada). Bueno, ya no se habla tanto de vicio
(estigma social) sino de adicción autodestructiva (que podríamos decir es un diagnóstico
inclemente). El resto es prédica, lástima benévola, resignación de parte de los
fumadores, regulaciones sanitarias…Felizmente, para mi sentimiento de pecado,
fumar un puro es un rito que exige tiempo, equilibrio emocional para encontrar
pronto la distensión y un buen momento, variables que pocas veces se conjugan
en mi agenda.
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En 1492 los primeros pobladores de la Isla de Cuba conocían y empleaban la planta del tabaco y llamaban Cohiba al rollo rústico de la solanácea que fumaban.
Antes se
lo suponía inofensivo, aunque no siempre fue unánimemente aceptado. Al
catolicismo le costó aprobarlo. No obstante, ¡cuánta literatura se ha escrito,
cuanta música se ha compuesto, cuánto cine se ha rodado!, donde el acto de
fumar puros ha tenido un lugar de privilegio. También hay una historia que nos
compete como continente, una plantita misteriosa –Nicotiana tabacum– que los
descubridores identificaron en el Caribe, además de leyendas de todo tipo,
mágicas muchas de ellas. Rodrigo De Jerez, compañero de Colón
en la Santa María en su primer viaje (1492),
habla en un escrito de los “hombres-chimenea”. A este marino se le
atribuye ser el primer europeo en fumar y,
además, el principal responsable de la introducción del tabaco en Europa.
Ilustración anónima de 1502 con los “Hombres Chimenea” con efluvios mágicos de tabaco descritos por Rodrigo De Jeréz
En octubre de 1492 la
tripulación se encontró por primera vez con el tabaco en San Salvador o
Guanajaní en las Bahamas. Los nativos se les presentaron con hojas secas que
desprendían una peculiar fragancia que llegaría al Viejo Continente. Pero hay algo más: De Jerez y su compañero,
Luis de Torres, vieron fumar por primera vez. Aparentemente los nativos
hicieron rollos de hojas de palma y maíz a la manera de un mosquetón hecho de
papel, con tabaco dentro. Uno encendía un lado y bebía el humo que echaba el otro,
lo cual les pareció repugnante, mas no así, cuando uno solo aspiraba. Y esa
“técnica” fue la que llevó a Europa.
Seguramente, así de simple, fue el comienzo de la historia de la primera y más rotunda invasión de lo típico americano-caribeño al Viejo Continente de la mano del larguirucho Rodrigo De Jeréz..
A su vuelta a España, Jerez
adoptó este hábito y lo introdujo en Ayamonte, ciudad de la provincia andaluza
de Huelva. El humo que lo rodeaba asustó a sus vecinos: la Inquisición lo
encarceló por sus hábitos paganos y diabólicos acusado de brujería, ya que sólo
el diablo podía dar a un hombre el poder de sacar humo por la boca. Cuando fue
liberado, siete largos años después, la costumbre de fumar se había extendido.
Instrumentos básicos para el relax
Cada bocanada se convierte en una ola de imágenes, frases y
aromas que me siguen inspirando sobre el placer egoísta de fumar un puro, un
Churchill, e hicieron sentarme para traerlas a este rincón virtual.Queda mucho
por escribir….
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