DESHEREDADOS,MARGINADOS..."LOS OLVIDADOS DEL MUNDO".

“El cine es, en mayor medida que las otras artes, un documento histórico de nuestro tiempo. El que llaman séptimo arte es capaz como ningún otro de captar la esencia de las cosas, de captar la atmósfera y las corrientes de su tiempo, y de expresar sus esperanzas, sus angustias y sus deseos en un lenguaje universalmente comprensible”. Así se refiere Wim Wenders a las propiedades intrínsecas de la imagen cinematográfica para elevar a la categoría de universal lo que el objetivo de la cámara, al igual que el ojo humano, capta como hecho particular y aislado.

El cine, como elemento artístico testimonial de la realidad circundante, se convierte en un fiel reflejo de la sociedad en la que nace y en una imagen de identidad de los individuos a los que representa, una imagen real y cruda como el film de Luis Buñuel, “Los olvidados” (1950),co escrita por el español junto a Luis Alcoriza,Max Aub, Juan Larrea y Pedro de Urdimalas.
El maestro Luis Buñuel el D.F mexicano de 1949.
Frente a la pantalla, una frase nos pone sobre aviso ante lo que vamos a ver: “Esta película está basada íntegramente en hechos de la vida real y todos sus personajes son auténticos”. Tras este texto introductorio, una voz en off nos acompaña mientras observamos la bahía neoyorquina, un barrido vertical de la majestuosa Torre Eiffel, y una preciosa vista del Támesis londinense:
“Las grandes ciudades modernas, Nueva York, París, Londres, esconden tras sus magníficos edificios hogares de miseria que albergan niños malnutridos, sin higiene, sin escuela, semillero de futuros delincuentes”.

A continuación, las vistas aéreas de México se muestran como símbolos inconfundibles de modernidad y grandeza, representativos de la sociedad del bienestar del primer mundo:
“La sociedad trata de corregir este mal, pero el éxito de sus esfuerzos es muy limitado. Solo en un futuro próximo podrán ser reivindicados los derechos del niño y del adolescente para que sean útiles a la sociedad. México, la gran ciudad moderna, no es excepción a esta regla universal, por eso esta película basada en hechos de la vida real no es optimista, y deja la solución del problema a las fuerzas progresivas de la sociedad”.
Póster original de un film crudo,rudo y de final inquietante.
Tras la inicial declaración de intenciones de “Los Olvidados”, la cámara gira bruscamente hacia el suburbio donde los niños y jóvenes juegan entre ruinas y escombros. Jaibo, Pedro, el ojitos,..., son modelos arquetípicos del niño encaminado irremediablemente hacia la violencia. Cada uno poseedor de unas circunstancias y un pasado característico, reproducidos incansablemente en el extrarradio de las grandes ciudades.

Entre los actores que encarnan a los jóvenes protagonistas, Buñuel mezcló, al igual que en todos los aspectos pertenecientes a la concepción global del film, ficción y realidad, actores desconocidos con niños de la calle que se interpretaban, sin saberlo, a sí mismos, sin distinguir lo que formaba parte de la película y lo que era simple y llanamente real. La labor de documentación, como ocurrirá con todas las producciones nombradas en este texto, se realizó siguiendo pautas cercanas al mero trabajo antropológico, observando los escenarios naturales y conviviendo con sus potenciales protagonistas: “Iba a los barrios bajos de la Ciudad de México, acompañado primero por Alcoriza y luego por Edward Fitzgerald, el director artístico. Estuve cerca de seis meses conociendo esos barrios. Salía muy temprano en autobús y caminaba al azar por las callejas, haciendo amistad con la gente, observando tipos, visitando casas. Recuerdo que a veces iba a hablar con una chica que tenía parálisis infantil Caminaba por Nonoalco, la Plaza de Romita, una ciudad perdida en Tacubaya. Esos lugares luego salieron en la película y algunos ni siquiera existen ya”.

Entre grandes edificios y arrabales, automóviles de lujo y carretas, la delincuencia y la miseria se apodera de unos personajes, no sólo jóvenes, que han sido olvidados por la otra cara de la sociedad, la opulenta, por el lejano primer mundo, por las autoridades gubernamentales e, incluso, hasta la llegada de la mirada buñuelesca, por el cine.

La película, con la corrupción de un pre adolescente cuya madre incluso lo humilla ante su corruptor y líder de pandilla, todo un retrato cruel y desgarrador de la sociedad (en este caso mexicana de los años 50), supuso un durísimo golpe en la conciencia de los privilegiados, aquellos que precisamente olvidaban la otra cara de la moneda. La versión de Buñuel era ofensiva y contraria a la proyección de México sobre el resto del mundo y sobre sus propios ciudadanos. Pese a lo que podríamos denominar como una “falsa objetividad” o, simplemente, una “manipulación subjetiva” respecto a las imágenes contenidas en el film, el ensañamiento y la crueldad del cineasta no son sino síntomas de una identificación completa y una esperanza hacia soluciones posibles, aunque es en la precisión matemática con la que el film va cortando salidas esperanzadoras a sus personajes, en el modo minucioso con el que se constata el horror que rige unas vidas cotidianas, en la veracidad descriptiva con la que se nos muestra unas conductas y unos valores criminales, es precisamente ahí donde late la ternura auténtica de Buñuel por los desheredados, por los olvidados.
En "Los Olvidados" somos testigos de una violencia cruda que nos cuestiona como ciudadanos de una comunidad.
El estreno de “Los Olvidados” en el “Cinema México” de México D.F. el 9 de noviembre de 1950, suscitó violentas reacciones, y se pidió desde diversas instancias mediáticas la expulsión de Buñuel del país. A los cuatro días fue retirada de los cines sin que faltaran intentos de agresión física contra el realizador español. Afortunadamente, algunos intelectuales salieron en su defensa y, tras recibir el premio al mejor director en el Festival de Cannes de 1951 (en una edición donde competían “Milagro en Milán” de Vittorio de Sica o “Eva al desnudo” de Joseph L. Mankiewicz), Luis Buñuel fue “redescubierto” en los medios franceses y europeos, lo que le valió el respeto y la audiencia en México. La película fue reestrenada al año siguiente en una buena sala de la capital mexicana, donde permanecería más de dos meses en cartel.

Y su éxito comercial se dio pese a su extrema dureza, pues como alguna vez escribió André Bazin, se trata de un ejemplo del "cine de la crueldad", en consonancia con las propuestas que para el teatro había hecho Antonin Artaud con su "teatro de la crueldad". Buñuel se permite mostrar lisiados sin el menor intento de mover la compasión del espectador hacia ellos. Antes al contrario, muestra al ciego cargado de rasgos negativos (lujurioso, avaro y chivato), y esto se refuerza eligiendo para este personaje a un actor conocido por su interpretación de numerosos “malos” en el cine mexicano.
Sexo,violencia...y muerte,constantes en toda narración de marginados por la sociedad.
Los dos grandes temas de “Los Olvidados”son la sexualidad y la muerte, sin olvidarnos de la pobreza, la marginación y la miseria, que recorren el primero los componentes surrealistas y profundos de la psique humana y el segundo la dura lucha por la vida de la realidad social. Desde este punto de vista, “olvidados2 son todos sus personajes: Ojitos, que es abandonado a su suerte por su padre en la gran ciudad para librarse de una boca que alimentar; Pedro, a quien su madre le niega el afecto y aun el sustento; esta, a su vez, repudiada y vejada por su marido, y luego abandonada; Jaibo, de orfandad total, que ha tenido que sobrevivir en la calle, e incluso el ciego, desasistido de beneficencia, por lo que tiene que mendigar en la calle, desvalido como el hombre-tronco, que se desplaza sobre un carrito con ruedas, y del que los jóvenes se burlan quitándole su medio de locomoción y tirándolo, cruelmente, calle abajo.
Pedro y el Jaibo,dos mundos que no escapan a la realidad de "Los Olvidados".
Esta tremenda visión del mundo remata en la doble muerte sobre impresionada de Pedro y Jaibo: ni el bien ni el mal escapan a ella, como constata trágicamente la película (al menos en las condiciones sociales en las que se desarrolla este drama). Su valor cinematográfico se desprende de todas estas sugerencias subterráneas, que, unido a la trama contundente y brutal, crean un final predecible que hubiésemos querido evitar, pero nadie juega a ser Dios en el destino de sus personajes, a menos que se llame Luis Buñuel.
Una escena inquietante que retrata la maldad humana desde sus propias bases.
“Los olvidados”, junto a Metrópolis de Fritz Lang, toda la cinematografía de los hermanos Lumière y “El Mago de Oz” de Victor Fleming, son las únicas piezas del Séptimo Arte que han recibido la distinción de Memoria del Mundo.

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