La culpa fue de Rodrigo


Pulgar, índice, medio y palma de mi mano derecha toman el extremo que he de llevarme a los labios, mientras los dedos de mi mano izquierda palpan la consistencia, el cuerpo, la tripa del puro de 178 X 18,65 mm, Cepo 47, un Churchill con la vitola de galera Cohiba. Su combustiblidad con una cerilla de madera es esplendida, con un sutil chasquido que engrosa el entramado interno de cada una de las capas de tabaco. Lo primero que inunda el paladar es una explosión de ligero picor con toques de madera, chocolate y cuero que pronto pasan a un dulzor fugaz, para finalmente llegar a un potente sabor único…que se marida extraordinariamente bien con un brandy añejo.
Dicen los expertos catadores de puros que en el humo, esa efímera suspensión que a veces son nuestros pensamientos, donde reside la clave del placer de su degustación

Vendrán luego los minutos para observar las volutas que se elevan pesadas y la reflexión culpable de lo que, para algunos, es un hábito insensato que puede llevar a una muerte penosa, arrastrando al fumador hacia enfermedades demoledoras como el cáncer y el enfisema pulmonar; o a accidentes cardiovasculares tipo infarto y derrame cerebral, que devastan cruelmente la vida del más pintado (o la más pintada). Bueno, ya no se habla tanto de vicio (estigma social) sino de adicción autodestructiva (que podríamos decir es un diagnóstico inclemente). El resto es prédica, lástima benévola, resignación de parte de los fumadores, regulaciones sanitarias…Felizmente, para mi sentimiento de pecado, fumar un puro es un rito que exige tiempo, equilibrio emocional para encontrar pronto la distensión y un buen momento, variables que pocas veces se conjugan en mi agenda.
En 1492 los primeros pobladores de la Isla de Cuba conocían y empleaban la planta del tabaco y llamaban Cohiba al rollo rústico de la solanácea que fumaban.

Antes se lo suponía inofensivo, aunque no siempre fue unánimemente aceptado. Al catolicismo le costó aprobarlo. No obstante, ¡cuánta literatura se ha escrito, cuanta música se ha compuesto, cuánto cine se ha rodado!, donde el acto de fumar puros ha tenido un lugar de privilegio. También hay una historia que nos compete como continente, una plantita misteriosa –Nicotiana tabacum– que los descubridores identificaron en el Caribe, además de leyendas de todo tipo, mágicas muchas de ellas. Rodrigo De Jerez, compañero de Colón en la Santa María en su primer viaje (1492), habla en un escrito de los “hombres-chimenea”. A este marino se le atribuye ser el primer europeo en fumar y, además, el principal responsable de la introducción del tabaco en Europa.
  Ilustración anónima de 1502 con los “Hombres Chimenea” con efluvios mágicos de tabaco descritos por Rodrigo De Jeréz

En octubre de 1492 la tripulación se encontró por primera vez con el tabaco en San Salvador o Guanajaní en las Bahamas. Los nativos se les presentaron con hojas secas que desprendían una peculiar fragancia que llegaría al Viejo Continente. Pero hay algo más: De Jerez y su compañero, Luis de Torres, vieron fumar por primera vez. Aparentemente los nativos hicieron rollos de hojas de palma y maíz a la manera de un mosquetón hecho de papel, con tabaco dentro. Uno encendía un lado y bebía el humo que echaba el otro, lo cual les pareció repugnante, mas no así, cuando uno solo aspiraba. Y esa “técnica” fue la que llevó a Europa.

 Seguramente, así de simple, fue el comienzo de la historia de la primera y más rotunda invasión de lo típico americano-caribeño al Viejo Continente de la mano del larguirucho Rodrigo De Jeréz..

A su vuelta a España, Jerez adoptó este hábito y lo introdujo en Ayamonte, ciudad de la provincia andaluza de Huelva. El humo que lo rodeaba asustó a sus vecinos: la Inquisición lo encarceló por sus hábitos paganos y diabólicos acusado de brujería, ya que sólo el diablo podía dar a un hombre el poder de sacar humo por la boca. Cuando fue liberado, siete largos años después, la costumbre de fumar se había extendido.
   Instrumentos básicos para el relax

Cada bocanada se convierte en una ola de imágenes, frases y aromas que me siguen inspirando sobre el placer egoísta de fumar un puro, un Churchill, e hicieron sentarme para traerlas a este rincón virtual.Queda mucho por escribir….



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